lunes, 3 de diciembre de 2007

Más de cien actos en recuerdo de Carlos


Pese a no estar autorizada, la marcha antifascista del 20-N logró sobreponerse a las cargas de la policía y colocar una placa de homenaje a Carlos en Legazpi.

Un amplio y agresivo dispositivo policial intentó evitar el pasado 24 de noviembre la manifestación en Madrid en memoria de Carlos Javier Palomino, joven antifascista de 16 años asesinado días antes por el soldado Josué Estébanez de la Hija, de ideología nazi y simpatizante del partido ultraderechista Democracia Nacional. La manifestación había sido prohibida por la Delegación del Gobierno bajo el pretexto de que el recorrido “ponía en situación de peligro grave a las personas y a los bienes”. La decisión fue recurrida por la Coordinadora Antifascista ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid sin éxito. No obstante, cientos de personas desafiaron la medida de la Delegación del Gobierno y de los tribunales, y salieron a la calle para manifestarse contra el fascismo y homenajear a Carlos.
A pesar de la actitud provocadora de la policía y de la desorganización inicial, la marcha consiguió avanzar desde Atocha a la Glorieta de Embajadores, donde se produjeron las primeras cargas contra los manifestantes. Tras el repliegue inicial, los activistas decidieron concentrar sus fuerzas en Legazpi, lugar del asesinato de Carlos, para rendirle homenaje. Unas 1.500 personas consiguieron acceder a la zona salvando nuevas cargas policiales. A la altura del número 132 del paseo de las Delicias, junto a la estación de metro de Legazpi, varios activistas colocaron una placa conmemorativa en la que se podía leer: “Aquí fue asesinado Carlos Javier Palomino Muñoz el 11 de noviembre de 2007, a la edad de 16 años, luchando contra el racismo y el fascismo. Carlos, hermano, nosotr@s no olvidamos. El mejor homenaje, continuar la lucha”. La manifestación finalizaba minutos después, lo que no impidió que la policía volviera a cargar sobre pequeños grupos que permanecían en la zona, además de registrarse una nueva agresión neonazi en las inmediaciones.
La Coordinadora Antifascista denunció públicamente la medida de la delegada del Gobierno, Soledad Mestre, de prohibir la manifestación, previamente autorizada. Esta medida fue considerada por la Coordinadora madrileña como un “intento de limitar los derechos políticos y sociales del movimiento antifascista” y se preguntó si la política de la Delegación del Gobierno consistía en “premiar a los fascistas y castigar a las víctimas”, en referencia a las últimas manifestaciones ultraderechistas permitidas por Mestre. En esta misma línea diferentes organizaciones llamaron a la participación en la marcha de homenaje a Carlos y denunciaron la actitud de la delegada del Gobierno. Para el PCE, Mestre “se equivoca” al prohibir una manifestación en defensa de “la libertad y de la tolerancia”. Mientras, la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid consideró “inadmisible que la Delegación de Gobierno prohíba la celebración de un homenaje a una persona asesinada y acepte, en cambio, la celebración de varias manifestaciones de marcado tinte xenófobo en las que se llegó a exaltar el asesinato de Carlos”.
Los actos y manifestaciones de solidaridad tras este asesinato y el apuñalamiento de A.M.M. -que permanece ingresado en estado muy grave- se han sucedido en ciudades y pueblos de todo el Estado y de fuera de él. Además de los paros estudiantiles y las multitudinarias marchas vecinales en Madrid, las concentraciones más numerosas tuvieron lugar en Valencia, Zaragoza, Valladolid y Barcelona. En la capital catalana, un millar de manifestantes impedía el 24 de noviembre un acto de David Duke, ex líder del Ku Klux Klan (ver página 14). También se convocaron actos solidarios en Berlín, Praga y Londres,
SERENIDAD Y DETERMINACIÓN
En la tarde del 24 de noviembre, los 2.000 manifestantes que recorrieron las calles de Madrid mostraron una gran calma y madurez que contrastó con el escenario de tensión diseñado por la Delegación del Gobierno. Pese al desorbitado despliegue policial (30 furgonetas de las UIP y más de 100 agentes) y a las constantes provocaciones y cargas de los antidisturbios, los manifestantes lograron su objetivo: dar un digno homenaje a Carlos donde fue asesinado.

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