domingo, 2 de diciembre de 2007

Criminalización y sensacionalismo, ejes de la cobertura del asesinato de Carlos


“Radicales que amenazan la convivencia”, conexiones con “ETA-Batasuna” o “menos controlados que los nazis” fueron ideas repetidas al hablar de los antifascistas. Repasamos la cobertura del 20-N y la muerte de Carlos.

“Una batalla campal entre cientos de jóvenes radicales acaba con la muerte de un menor”. La imagen mental de quien leyera esta noticia en el diario ABC un día después del asesinato de Carlos Palomino se sitúa lejos de lo que pasó en el metro de Madrid. Tampoco sería mejor si el 24 de noviembre, tras la represión de la marcha en homenaje a Carlos, leyeran en la edición digital del periódico que “Antifascistas cargan contra la policía en una marcha prohibida por el Gobierno en Madrid”.
En los medios, desde el primer día se repiten algunos tópicos e ideas. De entrada, la “trifulca” entre nazis y “antifascistas” (en los medios, aparece entre comillas). Salvo excepciones, la descripción suele ser la de una “reyerta” entre “bandas” donde “se produce” una muerte.
Días más tarde se sabe que no fue así. Que la banda a la que pertenecía el neonazi Josué Estébanez de la Hija eran las Fuerzas Armadas españolas, en concreto el Ejército de Tierra. Y que el militar iba solo, en ningún momento fue agredido y se abalanzó sobre el grupo a cuchilladas.
A pesar de ello, el discurso general no varía. Al día siguiente, martes, el suplemento de Madrid del diario El Mundo (M2) abre su portada con un titular a toda página: “Un muerto se paga... con otro muerto”. En las páginas abundan las frases lapidarias. Un subtítulo: “Hay que vengar la muerte de Carlos Palomino con la sangre de los nazis”. Una columna: “La guerra civil está servida”. Otro titular: “Hay que machacar a los cerdos nazis”.
Los neonazis, más controlados
Algunas pautas se repiten en varias noticias. Primero: predominio exclusivo de informaciones policiales que no se contrastan. Así, un artículo de El País comienza con: “La amalgama de personas que engloba al denominado movimiento antisistema hace muy difícil su control por parte de la policía. ‘A los neonazis se les tiene controlados (...) Con los radicales antitodo no ocurre”. Segundo: equiparar “extremistas de izquierda y derecha”. En un editorial titulado Malas causas, El País alerta de que “la ley debe regir igualmente para quienes se proclaman neonazis o antifascistas”, y en su web pregunta si se deben prohibir “manifestaciones radicales” que perturban la convivencia. Por último, queda sumar a esto la socorrida “conexión con Batasuna-ETA” o los “cursos de guerrilla” aprendidos de la izquierda abertzale. Al cabo de varios días, no importa que Carlos muriera al ir a protestar contra el racismo. La criminalización del antifascismo está servida.

OBJETIVO: CRIMINALIZAR EL ANTIFASCISMO
“Bandas de la muerte”
“Un joven muerto y ocho heridos tras un enfrentamiento entre bandas en Madrid”. Ésta fue la primera noticia que aparece sobre el asesinato de Carlos Palomino en la agencia EFE y lo primero que mostraron las ediciones digitales de prensa. Dos semanas más tarde, la criminalización se repetía al informar sobre la marcha antifascista del 24 de noviembre en Madrid. “A pesar de que los jóvenes han lanzado piedras y botellas contra los agentes, y han quemado un contenedor, la policía ha empleado únicamente sus porras”, aparecía en LaRazon.es
TELEVISIÓN.
Una cámara de TV fue inutilizada con spray el pasado 15 de noviembre en Ciudad Universitaria. Neofascistas en televisión Espacios de máxima audiencia en TV llegan a contemporizar con los neofascistas. En ‘La Noria’, (Telecinco), los líderes de DN y España 2000 exponen sus argumentos y defienden a sus partidos. Entre los mensajes SMS sobreimpresos, algunos apoyan al asesino de Carlos. Otro de los contertulios, el ex presentador de informativos Alfredo Urdaci, opina que, si Izquierda Unida puede manifestarse, estas organizaciones también. Todo en una tertulia donde se apunta la “excesiva inmigración” como gran problema social.
La conexión vasca
Asociar grupos de izquierda con ETA es un viejo recurso que da frutos. De ello se encargó la Confederación Española de Policía. Sus comunicados sobre vínculos antifascistas con el “entorno” abertzale hicieron furor en El Mundo (“Conexión entre radicales y kale borroka”. “Los batasunos se han desplazado en ocasiones a Madrid para impartir cursos de guerrilla callejera”). Libertad Digital fue todavía más lejos: “miembros de Batasuna- ETA podrían acudir a las marchas radicales de Madrid”.

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