Los voluntarios de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica se frustraron durante los trabajos de recuperación de los cuerpos de los once paseados en Magaz de Abajo. Las obras de ampliación de la carretera, realizadas hace más de 20 años por la Junta de Castilla y León, se llevaron por delante gran parte de la fosa en la que se encontraban los paseados, la mayor parte de ellos procedentes de la entrada del valle del Oza. El cofundador de la asociación, Santiago Macías, destacó que, incluso, nada más retirar la maleza que cubría la tierra comenzaron a aparecer restos óseos. «Es como un puzzle, los huesos están mezclados», describió Macías. Todo apunta a que los paseados que fueron enterrados en esta fosa son los vecinos de Fuentesnuevas Manuel Blanco y Rosendo Quindós Fernández; Mariano Fernández Fernández y Carlos Rodríguez Álvarez, de San Esteban de Valdueza; Matías Rodríguez Rodríguez y Mario Rodríguez, de Villanueva de Valdueza; los hermanos Gabriela y Marcelino Hompanera Álvarez, de San Lorenzo; Valentín Barba Rubio, de Valdefrancos y dos hombres más cuya identidad, por el momento, se desconoce. Una mujer elegante Santiago Macías indicó que los vecinos de Magaz de Abajo se acuerdan de la mujer, de Gabriela Hompanera, que vivía en San Lorenzo, aunque ni ella ni su hermano habían nacido allí. «Los vecinos recuerdan que ella vestía ropas pudientes, elegantes, y que a su lado iba un joven, del que se desconoce su identidad, aunque todo parece indicar que era un sobrino suyo», declaró el miembro de Recuperación de la Memoria Histórica, que añadió que, probablemente, «aprovecharon su ideología para arreglar un asunto de deudas». Todos recuerdan también que a Gabriela le habían cortado el pelo. Según los datos recopilados por los miembros de la asociación, los falangistas reunieron a estas once personas en la cárcel de Ponferrada antes de llevarles hasta Magaz de Abajo. Los análisis también desvelarán si en esta fosa se encuentran los dos vecinos de Fuentesnuevas, que fueron apresados y paseados por tener relación con la casa del pueblo. Los voluntarios de la asociación, entre los que se encuentra la costarricense Roxana Ferllini, que ha trabajado como antropóloga forense en Ruanda y Kosovo, continuarán hoy, «con pocas esperanzas», trabajando a la entrada de Magaz de Abajo. Sin noticias de la calle Macías asegura que la asociación aún está esperando la respuesta del Ayuntamiento de Ponferrada (del PP), después de que presentaran un escrito para solicitar que una de las calles de la capital berciana llevara el nombre de Jerónima Blanco y Fernando Cabo, su hijo de 3 años, que fueron paseados en agosto del 36 cuando ella estaba embarazada.
Diario de León Digital- Bierzo
Escribe: A. Calvo -Ponferrada
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