Por fin se desvela la incógnita: después de varias semanas viendo aparecer "35" por todas partes, la Coordinadora Antifascista d´Asturies ha convocado una rueda de prensa en la playa de la Escalerona (Xixón), en la que se ha revelado el oculto significado de la cifra.
35 son los años de cárcel que pide la fiscalía para catorce jóvenes que participaron en la concentración antifacista de Cangas de Onís el 10 de septiembre de 2005. El partido nazi Democracia Nacional se manifestaba en la pequeña localidad asturiana, con la protección de la policía, mientras se reprimía a decenas de personas que manifestaban su repulsa al acto.
35 razones es la campaña con la que se pretende denunciar esta desorbitada petición... y muchas cosas más.
En primer lugar, daros las gracias por vuestra asistencia: sabemos lo difícil que resulta impulsar cualquier acto que suponga compartir prácticas, sentimientos y utopías, porque este mundo achica los espacios de convivencia y desperdicia la experiencia colectiva, la pasada y también la presente. Os hemos invitado, a pesar de la que está cayendo, precisamente a juntarnos contra la que nos está cayendo. Para protegernos del agua usamos los paraguas, así que ¿por qué no hacer lo mismo cuando nos llueven los palos? En esto consiste el 35 y esto es lo que, a continuación, vamos a explicar.
¿Qué es el 35?
Es un número y, por tanto, es abstracto pero también algo muy concreto. En lo concreto representa la suma de la petición fiscal realizada contra 14 jóvenes, que cometieron el delito de participar en una manifestación. Se enfrentan a 35 años de cárcel y multas que suman 120.000 € tan sólo porque el 10 de Septiembre de 2005 mostraron, junto a muchas otras personas, su rechazo al carácter racista y xenófobo de un acto convocado por el partido de ultraderecha Democracia Nacional, en Cangues d’Onís. Ese día, todas aprendimos a leer el mundo al revés; un mundo donde se protege el derecho de manifestación de grupos neonazis golpeando, deteniendo y procesando a quienes sueñan con poner entre muros tan sólo a las ideas racistas, nunca a las personas.
Pero el 35 no habla de un caso aislado, de una actuación “desproporcionada”. No es un grito con fecha de caducidad. El 35 nos recuerda que desde septiembre de 2005 no han parado de llover los casos de represión y criminalización de la protesta: sindicalistas encarcelados, aplicación sistemática de leyes que se dicen “de excepción”, persecución policial a inmigrantes, multas por participar en movimientos vecinales o acoso mediático por ejercer el derecho al aborto… Todos podrían ser titulares del blanco y negro de la represión franquista; pero todo esto nos está pasando aquí, ahora y a todo color.
¿Quiénes estamos detrás?
No es fácil dar una respuesta homogénea porque tenemos muchas caras, porque detrás del 35 nos ocultamos para poder mostrarnos. Por separado, sólo podemos participar en los desfiles de esta democracia de cartón piedra; juntas podemos señalar a los culpables y avanzar propuestas de transformación de una tierra, la nuestra, que penaliza la no resignación. Detrás del 35 estamos quienes pensamos que todas nos enfrentamos a esta condena… y a todas las demás; quienes sentimos hambre y sed de justicia social; quienes defendemos nuestro derecho a tomar el relevo, para inaugurar un futuro que no sea la repetición de este presente que nos jerarquiza, invisibiliza y, en último término, nos excluye.
El 35 hace presentes incluso a quienes ya no están entre nosotras, porque supone el recuerdo permanente de quienes, a lo largo de la historia, hasta hoy, en Asturies y fuera de ella, han soñado y luchado por un mundo diferente.
¿Qué queremos?
En primer lugar, pretendemos denunciar el significado del proceso y evitar la condena de las 14 personas acusadas de participar en la manifestación de Cangues. Queremos poner freno a la actual dinámica de represión de la protesta social, porque los problemas sociales no son “carne de juzgado”. Exigimos la anulación de todas las acusaciones y condenas contra quienes han cometido el delito de aportar razones y corazones a una sociedad desencantada de sí misma.
Pero no nos quedamos aquí. Somos mucho más ambiciosas. Con el 35 queremos dejar de ser un número, el de las estadísticas oficiales; queremos lanzar un interrogante, poner un espejo delante de una sociedad que no se quiere ver, que vive del autoengaño. Queremos dejar estar sujetadas por las desigualdades para convertirnos sujetos de nuestra historia, sujetadas tan sólo por nuestras ideas, nuestros afectos y nuestras luchas. Deseamos crear espacios de intervención, para que nuestros referentes colectivos vayan más allá del ALSA, que nos abre las puertas a la emigración, o de las imágenes de la “marea azul”, que reproduce el circuito del capital en el circo la Fórmula 1. Pretendemos establecer responsabilidades políticas y sentar en el banquillo de la sociedad a quienes ahora nos acusan. Sin la actuación de la clase política no se comprende ni el auge de los grupos de extrema derecha, ni la extensión de sus discursos al conjunto de la sociedad (machismo, xenofobia, españolismo…).
En Asturies, el PSOE ha jugado un papel fundamental, sin menospreciar la responsabilidad de otras formaciones del arco parlamentario. El puño soltó la rosa para enfundarse un guante de boxeo que golpea una, dos y mil veces contra las voces que protestan. Y es que la figura del delegado del Gobierno español en Asturies, Antonio Trevín, sintetiza mucho de los elementos que explican la situación actual: clientelismo, agotamiento de la clase política, especulación urbanística… Tampoco queremos dejar de pasar esta ocasión para señalar el papel que los medios de comunicación están jugando a la hora de criminalizar al movimiento antifascista, al igual que al resto de las expresiones de protesta. Hemos tenido que leer en los periódicos cosas como que “la extrema izquierda intenta arrasar Cangues d’Onís”, “ataque a un autobús de la Guardia Civil”, “destrozos en el mobilibario urbano”… todo ello según las mismas fuentes que encontraron armas nucleares en Iraq. Los titulares equiparan la actuación de los grupos neonazis con la denuncia realizada por asociaciones contra el racismo. Pero nosotras sí podemos decir que no es lo mismo. Por último, queremos denunciar el auge del fascismo social. Asturies se presenta como una sociedad formalmente democrática, pero que se está convirtiendo en socialmente fascista: recorte de nuestras libertades, precariedad laboral, persecución de inmigrantes, expulsión de menores, urbanismo salvaje, chauvinismo español, ampliación de los cuerpos policiales y de la presencia de las empresas de seguridad privada, represión lingüística, emigración forzada, violencia contra las mujeres... Quizás ni podemos ni queremos tomar su poder, pero sí podemos y queremos restar capacidad a quienes ahora lo detentan.
¿Qué os proponemos?
Desde la Coordinadora Antifacista d’Asturies os invitamos a participar de la manera que creáis conveniente en el desarrollo de la campaña: participando en las reuniones semanales o en las asambleas generales que realizamos todos los meses, distribuyendo los materiales o simplemente abriéndonos espacios para que podamos explicarnos.
Os pedimos también que nos dejéis impregnaros de vuestras preocupaciones, conocer vuestras experiencias y darnos la oportunidad de construir con vosotras una nueva subjetividad que se interrogue por el mañana. No hay cambio sin sueño, como no hay sueño sin esperanza. Contra el desencanto y el fatalismo que pone diques a la imaginación, tenemos la oportunidad de dar forma a lo inédito, a lo que hasta ahora en Asturies no ha sido pensado…
35 razones es la campaña con la que se pretende denunciar esta desorbitada petición... y muchas cosas más.
En primer lugar, daros las gracias por vuestra asistencia: sabemos lo difícil que resulta impulsar cualquier acto que suponga compartir prácticas, sentimientos y utopías, porque este mundo achica los espacios de convivencia y desperdicia la experiencia colectiva, la pasada y también la presente. Os hemos invitado, a pesar de la que está cayendo, precisamente a juntarnos contra la que nos está cayendo. Para protegernos del agua usamos los paraguas, así que ¿por qué no hacer lo mismo cuando nos llueven los palos? En esto consiste el 35 y esto es lo que, a continuación, vamos a explicar.
¿Qué es el 35?
Es un número y, por tanto, es abstracto pero también algo muy concreto. En lo concreto representa la suma de la petición fiscal realizada contra 14 jóvenes, que cometieron el delito de participar en una manifestación. Se enfrentan a 35 años de cárcel y multas que suman 120.000 € tan sólo porque el 10 de Septiembre de 2005 mostraron, junto a muchas otras personas, su rechazo al carácter racista y xenófobo de un acto convocado por el partido de ultraderecha Democracia Nacional, en Cangues d’Onís. Ese día, todas aprendimos a leer el mundo al revés; un mundo donde se protege el derecho de manifestación de grupos neonazis golpeando, deteniendo y procesando a quienes sueñan con poner entre muros tan sólo a las ideas racistas, nunca a las personas.
Pero el 35 no habla de un caso aislado, de una actuación “desproporcionada”. No es un grito con fecha de caducidad. El 35 nos recuerda que desde septiembre de 2005 no han parado de llover los casos de represión y criminalización de la protesta: sindicalistas encarcelados, aplicación sistemática de leyes que se dicen “de excepción”, persecución policial a inmigrantes, multas por participar en movimientos vecinales o acoso mediático por ejercer el derecho al aborto… Todos podrían ser titulares del blanco y negro de la represión franquista; pero todo esto nos está pasando aquí, ahora y a todo color.
¿Quiénes estamos detrás?
No es fácil dar una respuesta homogénea porque tenemos muchas caras, porque detrás del 35 nos ocultamos para poder mostrarnos. Por separado, sólo podemos participar en los desfiles de esta democracia de cartón piedra; juntas podemos señalar a los culpables y avanzar propuestas de transformación de una tierra, la nuestra, que penaliza la no resignación. Detrás del 35 estamos quienes pensamos que todas nos enfrentamos a esta condena… y a todas las demás; quienes sentimos hambre y sed de justicia social; quienes defendemos nuestro derecho a tomar el relevo, para inaugurar un futuro que no sea la repetición de este presente que nos jerarquiza, invisibiliza y, en último término, nos excluye.
El 35 hace presentes incluso a quienes ya no están entre nosotras, porque supone el recuerdo permanente de quienes, a lo largo de la historia, hasta hoy, en Asturies y fuera de ella, han soñado y luchado por un mundo diferente.
¿Qué queremos?
En primer lugar, pretendemos denunciar el significado del proceso y evitar la condena de las 14 personas acusadas de participar en la manifestación de Cangues. Queremos poner freno a la actual dinámica de represión de la protesta social, porque los problemas sociales no son “carne de juzgado”. Exigimos la anulación de todas las acusaciones y condenas contra quienes han cometido el delito de aportar razones y corazones a una sociedad desencantada de sí misma.
Pero no nos quedamos aquí. Somos mucho más ambiciosas. Con el 35 queremos dejar de ser un número, el de las estadísticas oficiales; queremos lanzar un interrogante, poner un espejo delante de una sociedad que no se quiere ver, que vive del autoengaño. Queremos dejar estar sujetadas por las desigualdades para convertirnos sujetos de nuestra historia, sujetadas tan sólo por nuestras ideas, nuestros afectos y nuestras luchas. Deseamos crear espacios de intervención, para que nuestros referentes colectivos vayan más allá del ALSA, que nos abre las puertas a la emigración, o de las imágenes de la “marea azul”, que reproduce el circuito del capital en el circo la Fórmula 1. Pretendemos establecer responsabilidades políticas y sentar en el banquillo de la sociedad a quienes ahora nos acusan. Sin la actuación de la clase política no se comprende ni el auge de los grupos de extrema derecha, ni la extensión de sus discursos al conjunto de la sociedad (machismo, xenofobia, españolismo…).
En Asturies, el PSOE ha jugado un papel fundamental, sin menospreciar la responsabilidad de otras formaciones del arco parlamentario. El puño soltó la rosa para enfundarse un guante de boxeo que golpea una, dos y mil veces contra las voces que protestan. Y es que la figura del delegado del Gobierno español en Asturies, Antonio Trevín, sintetiza mucho de los elementos que explican la situación actual: clientelismo, agotamiento de la clase política, especulación urbanística… Tampoco queremos dejar de pasar esta ocasión para señalar el papel que los medios de comunicación están jugando a la hora de criminalizar al movimiento antifascista, al igual que al resto de las expresiones de protesta. Hemos tenido que leer en los periódicos cosas como que “la extrema izquierda intenta arrasar Cangues d’Onís”, “ataque a un autobús de la Guardia Civil”, “destrozos en el mobilibario urbano”… todo ello según las mismas fuentes que encontraron armas nucleares en Iraq. Los titulares equiparan la actuación de los grupos neonazis con la denuncia realizada por asociaciones contra el racismo. Pero nosotras sí podemos decir que no es lo mismo. Por último, queremos denunciar el auge del fascismo social. Asturies se presenta como una sociedad formalmente democrática, pero que se está convirtiendo en socialmente fascista: recorte de nuestras libertades, precariedad laboral, persecución de inmigrantes, expulsión de menores, urbanismo salvaje, chauvinismo español, ampliación de los cuerpos policiales y de la presencia de las empresas de seguridad privada, represión lingüística, emigración forzada, violencia contra las mujeres... Quizás ni podemos ni queremos tomar su poder, pero sí podemos y queremos restar capacidad a quienes ahora lo detentan.
¿Qué os proponemos?
Desde la Coordinadora Antifacista d’Asturies os invitamos a participar de la manera que creáis conveniente en el desarrollo de la campaña: participando en las reuniones semanales o en las asambleas generales que realizamos todos los meses, distribuyendo los materiales o simplemente abriéndonos espacios para que podamos explicarnos.
Os pedimos también que nos dejéis impregnaros de vuestras preocupaciones, conocer vuestras experiencias y darnos la oportunidad de construir con vosotras una nueva subjetividad que se interrogue por el mañana. No hay cambio sin sueño, como no hay sueño sin esperanza. Contra el desencanto y el fatalismo que pone diques a la imaginación, tenemos la oportunidad de dar forma a lo inédito, a lo que hasta ahora en Asturies no ha sido pensado…
Coordinadora Antifascista de Asturies
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