Constitución española 1978, artículo 14: “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.”
Hemos querido empezar este comunicado precisamente con este artículo para analizarlo desde la realidad de la clase trabajadora consciente de su posición social y así mostrar a la opinión pública que hasta en los más básicos derechos nos miente y nos engaña la “intocable y pluscuamperfecta” Constitución de 1978.
Nos engaña porque el Tribunal Superior de Justicia de Madrid autoriza actos de partidos neofascistas a pesar de que la lista de agresiones y asesinatos consumados es ya demasiado larga.
Nos engaña porque para evitar que la voz de la juventud que lucha contra el racismo se oiga, la Delegación del Gobierno es capaz de tomar la zona de Madrid que sea necesaria. Dando imagen de permisividad y protección para con los racistas.
El pasado domingo 20 de enero, el partido de ultraderecha Democracia Nacional y amigos del asesino del joven antifascista Carlos Palomino, apuñalado en el metro Legazpi hace 3 meses, se manifestaron impunemente en el centro de Madrid haciendo de nuevo apología de la xenofobia. La marcha fue legalizada por el Tribunal Superior de Justicia mientras la Policía desplegaba un dispositivo represivo por toda la ciudad para evitar que la juventud antifascista expresara en la calle su repulsa a esta manifestación.
Es sólo un ejemplo de que la Constitución Monárquica nos engaña.
Nos engaña porque en este país existe la discriminación sexual. Existe porque estamos acostumbrados/as a convivir con ella en casa y en el trabajo.
Nos engaña porque la religión católica sigue marcada a fuego en la educación. Porque en este país la religión católica convoca sus actos de la mano de la extrema derecha reclamando unas cuotas de poder que durante los últimos 2000 años ha manejado a su antojo.
Nos engaña porque la condición social, o mejor dicho la clase social, no sólo nos discrimina, sino que nos esclaviza y nos ancla al viejo patrón de explotadores y explotados, que al final es de lo que se trata todo cuando el capitalista pone las reglas del juego.
Nos engaña porque en el Estado español, el fascismo no sólo convivió entre nosotros 40 años, sino que sigue entre nosotros transformado en monarquía y oculto tras los grandes capitales financieros que siempre han temido perder su poder. Por ello nunca ha habido una verdadera depuración de cargos políticos, judiciales, policiales o militares. Porque todo quedó atado y bien atado.
Porque nadie es más que nadie y no queremos que nos mientan más, la juventud madrileña, antifascista y revolucionaria llama a la movilización.
Hemos querido empezar este comunicado precisamente con este artículo para analizarlo desde la realidad de la clase trabajadora consciente de su posición social y así mostrar a la opinión pública que hasta en los más básicos derechos nos miente y nos engaña la “intocable y pluscuamperfecta” Constitución de 1978.
Nos engaña porque el Tribunal Superior de Justicia de Madrid autoriza actos de partidos neofascistas a pesar de que la lista de agresiones y asesinatos consumados es ya demasiado larga.
Nos engaña porque para evitar que la voz de la juventud que lucha contra el racismo se oiga, la Delegación del Gobierno es capaz de tomar la zona de Madrid que sea necesaria. Dando imagen de permisividad y protección para con los racistas.
El pasado domingo 20 de enero, el partido de ultraderecha Democracia Nacional y amigos del asesino del joven antifascista Carlos Palomino, apuñalado en el metro Legazpi hace 3 meses, se manifestaron impunemente en el centro de Madrid haciendo de nuevo apología de la xenofobia. La marcha fue legalizada por el Tribunal Superior de Justicia mientras la Policía desplegaba un dispositivo represivo por toda la ciudad para evitar que la juventud antifascista expresara en la calle su repulsa a esta manifestación.
Es sólo un ejemplo de que la Constitución Monárquica nos engaña.
Nos engaña porque en este país existe la discriminación sexual. Existe porque estamos acostumbrados/as a convivir con ella en casa y en el trabajo.
Nos engaña porque la religión católica sigue marcada a fuego en la educación. Porque en este país la religión católica convoca sus actos de la mano de la extrema derecha reclamando unas cuotas de poder que durante los últimos 2000 años ha manejado a su antojo.
Nos engaña porque la condición social, o mejor dicho la clase social, no sólo nos discrimina, sino que nos esclaviza y nos ancla al viejo patrón de explotadores y explotados, que al final es de lo que se trata todo cuando el capitalista pone las reglas del juego.
Nos engaña porque en el Estado español, el fascismo no sólo convivió entre nosotros 40 años, sino que sigue entre nosotros transformado en monarquía y oculto tras los grandes capitales financieros que siempre han temido perder su poder. Por ello nunca ha habido una verdadera depuración de cargos políticos, judiciales, policiales o militares. Porque todo quedó atado y bien atado.
Porque nadie es más que nadie y no queremos que nos mientan más, la juventud madrileña, antifascista y revolucionaria llama a la movilización.
Madrid Antifascista.
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